La lucha espiritual: Más allá de lo político
Por Robert Alvarado: “Hasta el Final significa una Venezuela luminosa, justa, una Venezuela productiva, saludable física, emocional y espiritualmente. Esta…
Por Robert Alvarado:
“Hasta el Final significa una Venezuela luminosa, justa, una Venezuela productiva, saludable física, emocional y espiritualmente. Esta es una lucha espiritual entre el bien y el mal, y el bien siempre triunfa”. María Corina Machado.
María Corina Machado, legítima candidata presidencial de la oposición venezolana, ha afirmado en repetidas ocasiones que esta no es simplemente una lucha por el poder político. Es una lucha espiritual. Su compromiso va más allá de lo electoral y se enmarca en valores humanos y profesionales. María Corina, ingeniera industrial y exprofesora universitaria, se inspiró en el trabajo social que realizó junto a su madre en la Fundación Atenea, una organización que ha ayudado a niños vulnerables en las calles de Caracas durante más de treinta y ocho años. Esta experiencia transformó su vida y la llevó a la política.
María Corina Machado ha expresado con convicción que esta lucha no es meramente política o electoral, sino una lucha espiritual entre el bien y el mal. Sus palabras resuenan con esperanza y determinación:
“Entendemos que el 2024 es una gran oportunidad y quizás la última para muchos venezolanos que quieren reencontrar a su familia. La lucha que estamos dando no es nada más política-electoral. Es una lucha espiritual entre el bien y el mal, en la cual el bien va a triunfar. Por eso esta es una lucha hasta el final.”
María Corina se mantiene firme en su compromiso con la democracia y la transformación de Venezuela. Su voz es un llamado a la conciencia y a la esperanza en tiempos difíciles. En ese escenario, la lucha por la libertad y la recuperación de la democracia en Venezuela es un desafío monumental, pero también es una oportunidad para la transformación profunda de la nación. La candidata de la oposición, al hablar de una “lucha espiritual”, reconoce que esta batalla va más allá de lo terrenal y se conecta con valores fundamentales y creencias más allá de la política convencional, demostrando cómo la fe, la unidad y la acción pueden ser los pilares para lograr la libertad y la democracia en Venezuela:
María Corina Machado no está sola en su percepción de que esta es una lucha espiritual. Muchos venezolanos sienten que están en una batalla que trasciende las elecciones y los partidos políticos. Es una lucha por la dignidad, la justicia y la esperanza. La dimensión espiritual nos recuerda que hay fuerzas invisibles en juego. No solo se trata de votos y estrategias, sino también de valores, principios y la conexión con algo más grande que nosotros mismos. Desde esa perspectiva, la fe en Dios, en la justicia y en la posibilidad de un futuro mejor puede ser un motor poderoso. La fe nos impulsa a seguir adelante incluso cuando las circunstancias parecen desesperadas. Por eso, cuando María Corina Machado habla de ir “de la mano de Dios”, esto no es solo una metáfora. La oración, la meditación y la búsqueda de guía divina pueden fortalecer nuestra determinación y resistencia.
La lucha espiritual personificada por M aría Corina no excluye a nadie. No importa la afiliación política, la religión o el origen. Todos los venezolanos que anhelan un cambio positivo pueden unirse en esta causa. La unidad es esencial, debemos trabajar juntos. La pluralidad de enfoques y habilidades puede enriquecer esta lucha, nuestra lucha. Eso sí, es necesario entender algo, la lucha espiritual no significa esperar milagros sin esfuerzo. Debemos trabajar incansablemente para crear un cambio real, pues la lucha espiritual es una acción consciente y persistente, en este caso, bajo la consigna de la esperanza: “Orar y Votar. Unidos por la fe”. No es solo un eslogan; es una invitación a unirse en la fe y la acción. La oración no es pasividad; es acción. Orar por Venezuela es un acto de fe y esperanza. Es pedir ayuda divina para superar obstáculos y encontrar soluciones. Por otra parte, participar activamente en la campaña electoral, educar a otros sobre la importancia del voto y denunciar cualquier intento de fraude son pasos concretos. El voto es nuestra herramienta terrenal. Cada voto cuenta. Al votar, expresamos nuestra confianza en un futuro mejor y nuestra resistencia contra la opresión.
Como lo plantea María Corina, la lucha espiritual no es pasividad, sino una fuerza activa que nos impulsa a actuar con fe y determinación, a estar “Unidos por la Fe”. Si la sociedad venezolana se une en la fe, bajo la consigna “Orar y Votar”, podemos materializar el cambio que anhelamos. La libertad y la democracia no son solo sueños; son posibilidades reales si marchamos de la mano de Dios y nos comprometemos a construir un futuro mejor para todos. Juan Germán Roscio Nieves, uno de nuestros próceres independentistas, en su obra “Triunfo de la libertad sobre el despotismo”, concibe ese propósito como un compromiso con la causa de la libertad y la lucha contra el autoritarismo. Su enfoque no solo era político, sino también espiritual y ético. Roscio parafraseó a San Agustín en clave política, expresando que cuanto más esclavizado se sentía, más libre se consideraba. Esta paradoja refleja su profundo pensamiento sobre la libertad y la conciencia individual en la lucha por la independencia de Venezuela.
Con el azaroso cronograma electoral que se estableció para las elecciones presidenciales, la lucha espiritual se intensifica y los venezolanos no están solos. Se aferran a la esperanza y caminan junto a Dios y María Corina Machado hacia un futuro donde la libertad y la democracia, no son meras palabras, sino realidades palpables en cada rincón de nuestra amada tierra. Hay que tener esto bien presente, porque este cronograma el oficialismo lo utiliza para perpetuar las sombras que han oscurecido la nación. A sabiendas de eso, la fe y la determinación de los ciudadanos persisten, convirtiéndose la lucha espiritual en una resistencia tenaz contra la opresión y la injusticia, y por eso el compromiso de María Corina Machado con la libertad y la transformación de Venezuela trasciende lo político. Es un faro de esperanza en medio de esas sombras que han oscurecido la nación. Los venezolanos, unidos en la fe, con María Corina enfrentamos el oscurantismo, la adversidad, confiando en que la luz prevalecerá sobre las tinieblas.
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