Carta para el Fiscal General por un caso en Cojedes
Si hay algo que él aprendió, es que la piedad es más inteligente que el odio, que la misericordia es…
Si hay algo que él aprendió, es que la piedad es más inteligente que el odio, que la misericordia es preferible aun a la justicia misma, que si uno va por el mundo con mirada amistosa, uno hace buenos amigos… Philip Gibbs.
Es bien sabido, muchas veces uno escribe cartas muchas en forma abierta o privada a los líderes del mundo por la crisis política que está pasando Venezuela, por la cual no se oye respuesta alguna, solo un silencio y una agonía vive en el escritor.
Por eso llamó la atención la maravillosa obra de Gabriel García Márquez “El Coronel no tiene quien le escriba”. Un hombre de buena fe y bastante ingenuo, vive en su pueblo esperando 15 años para recibir su carta de jubilación, o sea, la pensión que le va a cambiar su fortuna. Con la inconformidad con un sistema gubernamental de la época en no recibir respuestas negativas o inesperadas de la vida cotidiana, ya El Coronel sintiendo temor, miedo o insatisfacción que más tarde en la narración de la novela se refleja en la resignación y la pérdida de la esperanza.
Por eso escribo al Fiscal General de la Republica, Tarek William Saab en forma abierta por un caso es conocido en el Ministerio Público allá en la zona de los mangos en San Carlos en el Estado Cojedes según N° MP- 401007-2018, quien está imputando Matthew Ophneal Hoyte, y se conoce ciertas anomalías que se han denunciado y los mismo abogados de la defensa recusaron a los fiscales que llevan la investigación del caso.
Sacando una de esas guías políticas que debe usar todo buen gobernante, pero que pareciera ser usada más por los malos dignatarios, tal como el libro “El Príncipe” de Nicolás Maquiavelo, que todos deberíamos conocer, en especial los que se precien de ser políticos, pues hace referencia a que la imagen de “El Príncipe” apareció en un 100% de la imagen de sus ministros, en particular de los hacedores de justicia.
Traigo esto a colación porque veo con profunda preocupación como el Ministerio Público del Estado Cojedes que se atribuye cambios profundos, día a día es penetrado, invadido y/o saqueado por personajes que distan muchísimo de ser verdaderos revolucionarios, hombres probos, de buena fe, llenos de ímpetu por hacer las cosas bien ¡qué va!, ¡nada de eso hay en la viña de Saab! Para los fiscales, así como todos los funcionarios públicos, la máxima para dejar “i que” bien parado a su jefe, es lo malo, pero bien, a la perfección, y los premian por ello. Como están en el banquillo de los acusados son los fiscales Luis Felipe Caballero Navarro y Diana María Aguilar Lunar.
Como algunos me comentan sobre la recusación que les hicieron a los fiscales señor Fiscal General, la fiscal Diana María, ella se encuentra incursa entre las causales de recusación establecidos en el artículo 65 numeral 6 de la Ley Orgánica del Ministerio Público, por haber emitido opinión previamente sobre el asunto al haber actuado en la Causa Judicial N° 3C- APRE- 0008-2019, cuando cumplía funciones de Secretaria del Tribunal de Control 03 del Estado Cojedes; no obstante este hecho grave, la misma fiscal auxiliar, violó el debido proceso y el derecho a la defensa, al no acordar en el lapso de investigación la diligencia solicitada de fecha 14-12-2.021
El otro el fiscal principal, señor Fiscal General es un hecho público y notorio que el abogado Luis Felipe Caballero Navarro, para el momento de la solicitud de la orden de aprehensión en contra Matthew Ophneal Hoyte, se desempeñaba como juez de control 03 de la circunscripción judicial del Estado Cojedes, razón por la cual tenía perfecto conocimiento de la existencia de dicho escrito y del contenido del mismo, así como, de las actas que acompañaron el mismo, los fiscales de la época, sin embargo, el actual fiscal décimo de este Estado Cojedes, incumplió con la Ley Orgánica del Ministerio Público, con la obligación que tienen las partes de actuar de buena fe, según lo establece el artículo 105 del Código Orgánico Procesal Penal, no se inhibió de conocer como fiscal, a pesar de tener perfecto conocimiento que al Tribunal a su cargo, ingreso el asunto en el cual ha venido actuando como fiscal, ese hecho no sólo choca contra la pulcritud del proceso y la buena fe, sino que viola el artículo 66 de la Ley Orgánica del Ministerio Público, razón por la cual hace procedente la recusación en su contra.
Todo esto viene ocurriendo en el ámbito del Ministerio Público, donde atenerse a las normas, como me enseñaron a mí cuando era estudiante de derecho, debería ser cuestión de vida o muerte, pero no, muchos con el afán de hacerle mella a la Fiscalía del Ministerio Público de Cojedes, hicieron a un lado ciertas formalidades, lo cual hoy es un hecho innegable, posteriormente se lanzaron a una aventura, para morir en la orilla luego de tanto nadar, dejando sin mayores alternativas para seguir en la lucha que decían asumir para devolvernos el país que anhelamos.
La justicia de San Carlos está en alerta roja, por una razón por demás sencilla, la infección de la impunidad que trae consigo la corrupción. Hay muchos casos que se dicen de esos fiscales hasta se pudiera ser un dossier de todas esas irregularidades que comentan los familiares de los imputados que son víctimas de estos hechos. Cosa que pasó lo mismo en Mérida que detuvieron a dos ex-fiscales por hechos de corrupción e identificados como: Freddy Freites y Yulimar Ureña, «quienes fueron grabados solicitando 5 mil dólares a un investigado para no aprehenderlo». Hoy están puestos a la justicia, si el ministerio público actuó en los andes venezolanos puede actuar en la zona de los mangos cojedeños. Todos estos elementos reflejados son determinantes para la destitución de estos fiscales que lo único que han hecho señor Fiscal General es manchar su imagen, empobrecer su investidura como Fiscal General de la República, constituirse en un foco flagrante de corrupción y de vicios, que han roto su espejo. Bien decía nuestro libertador ¨Los asesinos, los ingratos, los maldicientes y los traidores, han rebosado la medida de mi sufrimiento. No hay día, no hay hora, en que estos abominables no me hagan beber la hez de la calumnia…¨
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