Roland Carreño lleva seis meses bajo el castigo de una prisión arbitraria en Venezuela
A pesar de que han pasado seis meses de su secuestro aun los tribunales del régimen nacional no han fijado la fecha de la audiencia preliminar.
Desde hace seis meses, las fuerzas de seguridad del régimen de Nicolás Maduro, privaron de libertad al periodista venezolano, Roland Carreño. Una detención arbitraria ejecutada al más puro estilo de la mafia. En la que una vez más el periodismo y la libertad de expresión son la víctima.
A bordo de dos vehículos negros sin identificación, en las inmediaciones de la vivienda del Coordinador Operativo Nacional de Voluntad Popular, este fue desaparecido de manera forzosa; y mientras sus familiares, amigos y el país se preguntaba dónde estaba Carreño, el régimen nacional guardó silencio, ante el dolor y la incertidumbre de sus seres queridos.
Secuestrado sin explicación alguna
Era el 26 de octubre de 2020, en horas de la noche, cuando las fuerzas de seguridad del estado, a cuentas de delitos como “conspiración, tráfico ilícito de armas de guerra, legitimación de capitales y asociación para delinquir”, se llevaron al periodista, junto con sus compañeros Elías Rodríguez y Yeferson Sarcos. Los que, para su fortuna, fueron liberados en la madrugada.
Más de 24 horas después, y de una intensa búsqueda y denuncias por parte de sus seres queridos, funcionarios del Estado informaron que el comunicador se encontraba bajo su custodia.
Aunque la policía comenzó a difundir una supuesta acta donde decía que lo habían atrapado en un vehículo en la calle, cometiendo actos lascivos, su mentira quedó al descubierto. Afortunadamente la inteligencia del gobierno es corta y deja mucho que desear, pues hubo suficientes testigos que lograron desmontar el teatro. La mentira quedó descubierta, como mucha veces.
El 30 de octubre, Roland fue obligado a declarar públicamente sin la debida asistencia legal, a través de un video, en el que se difundió un mensaje, notoriamente escrito con anticipación y no de su autoría. El que podía ser descrito como una persona inocente, secuestrada, pidiendo clemencia a sus verdugos, a través de una confesión interpuesta y claramente manipulada.
Esta no fue la única oportunidad en la que el régimen, valiéndose de su poder, llenó de incertidumbre e impotencia al entorno de Carreño, pues se encargaron de desaparecerle del ojo público en una segunda oportunidad. Siempre estando bajo la tutela del régimen.
Y es que a principios de enero, durante 12 horas, su equipo de abogados encabezado por Joel García, denunciaron que Carreño no se encontraba en su lugar de reclusión inicial. Como lo fue la sede de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) en La Yaguara, al oeste de Caracas,
El paradero del periodista fue incierto durante el seis de enero de 2021, y su estado de salud una gran preocupación, esto por el historial de negligencias que acumula la dictadura nacional.
Desaparición forzosa
Pasado medio día de desaparición, las fuerzas del Estado anunciaron que el periodista fue trasladado. Su abogado informó que el Tribunal Estadal 4º de Primera Instancia, encargado del caso de Carreño, no estaba trabajando para el momento en el que se llevó a cabo la orden de movilización.
Los abogados de Carreño desconocieron su paradero debido a la aplicación de la cuarentena radical, puesta en marcha esa semana. Por lo que su familia tuvo que esperar hasta el ocho de enero para establecer contacto con él.
Al culminar la semana de cuarentena radical, impuesta por el régimen, su madre y su hijo pudieron constatar el estado de salud de Roland, visitándolo en el nuevo centro de privación de libertad del periodista venezolano.
Hasta ahora el comunicador se encuentra recluido en la sede de la PNB en Maripérez a la espera de que el tribunal fije la fecha de la audiencia preliminar, para rebatir las acusaciones de los cuatro aparentes delitos que el gobierno impuso sobre Carreño.
Su equipo de trabajo está bajo el exilio forzoso
Esta sombra que hoy golpea la libertad de Roland Carreño, y que lo mantiene bajo el yugo de la dictadura de Maduro, no ha sido individual, y es que ha tenido salpicaduras. Su equipo de trabajo también está sometido al dictamen, tienen orden de captura, hoy Alejandro Reinoso viven en el exilio forzoso.
Pedir la libertad para Roland Carreño no es un capricho de una oposición, es el cumplimiento de los Derechos Humanos, es hacer valer la dignidad de aquellos que opinan diferente o que no consienten el antojo de un grupo de individuos que les place enriquecerse al precio de la muerte de cientos de personas.
Carreño es un periodista con experiencia indiscutible, con ética y moral aplaudible, que a pesar de la imposición de unos delitos, que infligen arbitrariamente, que se vieron diluidos por el descaro de su imposición, hoy la democracia venezolana seguirá luchando en pro de su liberación y la del país entero.
Libertad para Rolad Carreño no es un capricho, es un clamor nacional.
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